Amados hermanos y hermanas:
La Iglesia no sólo justifica el culto a la Virgen Maria, sino que trata de promoverlo entre los creyentes, recomendando los ejercicios de piedad que alimentan la fe y la devoción hacia ella, como el rezo del Ángelus y del Rosario.
Considera también que las imágenes de la Madre de Dios presentes en las casas, lugares públicos e innumerables iglesias, capillas y santuarios de todo el mundo, pueden favorecer la fe de los fieles y su veneración a nuestra madre el cielo. En efecto las imágenes hacen cercana y casi visible la ternura materna de Nuestra Señora, invitando a poner en ella nuestros ojos para invocar confiadamente su protección e imitar su completa disponibilidad a la voluntad de Dios.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a los cofrades de Jerez de la Frontera y de Cartagena presentes en esta audiencia y a (...................), así como a los fieles venidos de España, (...................). Sobre todos invoco la protección de la Virgen Maria, a la vez que os imparto de corazón la Bendición Apostólica.
Ciudad del Vaticano, 29 Octubre 1997.
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