EL ESCULTOR ENRIQUE PÉREZ COMENDADOR (Hervás (Cáceres), 1900- Madrid,
1981).
La
vocación imaginera de Comendador nace en la Sevilla de principios del XX: “Joaquín
Bilbao y la Escuela sevillana fueron mis primeros maestros, de allí el
fundamento de lo que soy y hago, el oficio de modelar, tallar y policromar”. “Me formé dentro de la gran tradición de la escultura
sevillana y de la obra de los grandes maestros: Mercadante de Bretaña, Pedro
Millán, Torrigliano, Martínez Montañés y Mesa marcaron su huella, luego estudié
la otra gran escuela nacional, la castellana: Berruguete, Juni y Gregorio
Fernández”.
Entre las primeras obras de carácter
religioso, todavía niño, el mosaico de la Inmaculada en la C/ de la
Pimienta en Sevilla y la Inmaculada en barro, firmada “E.Pérez”, boceto
presente en la colección del Museo Pérez
Comendador-Leroux en Hervás y un relieve
de San Cecilia, con el que obtiene uno de sus primeros premios. Tras ser
pensionado junto a Alfonso Groso y Santiago Martínez por el Ayuntamiento de
Sevilla, continúa estudios en Madrid con Miguel Blay y Fábregas, acomete el
encargo de los retratos de la familia del Duque del Infantado y realiza algunas
obras religiosas: un busto de Nazareno, recogido en la prensa madrileña y
sevillana (1919-20), un Cristo para el Marqués de Riscal y Panteón de la
familia Gómez Lerma.
En 1923, Comendador, en colaboración
con Joaquín Bilbao, talla y policroma el
Ángel de la Oración del Huerto, para la Hermandad de la Oración de Jesús en el Huerto, con sede en la Iglesia de la
Merced de Huelva, que saldrá en procesión por primera vez, el Jueves Santo, 29 de marzo de 1923. En
1921-22 Comendador había participado,
junto a J.Bilbao, en el Monumento a San Fernando en la Plaza Nueva de
Sevilla, con una escultura de Alfonso X El Sabio, en ese mismo año participó en
la exposición de escultura policromada con una talla de cuerpo entero, estofada
y policromada, de María de Arteaga, Marquesa de Laula, hija mayor del Duque del
Infantado, que fue portada de ABC.
Exposición con la que, la organización
pretendía la recuperación y revitalización de la escultura policromada
en España. En 1924 obtiene 1ª medalla de tercera clase con un busto de “Mimí Roy” y el retrato en madera policromada
de Luís de Foronda y participa en la
Bienal de Venecia. En 1930, segunda medalla y en 1932 1ª medalla en las
Exposición Nacionales de Bellas Artes, con “Saliendo del baño”.
En 1931 Comendador contrae matrimonio en París
con la pintora francesa Madeleine Leroux Morel, nacida en el seno de una
familia de artistas, Magdalena será considerada siempre por el escultor como su
gran compañera y colaboradora.
A finales de su
pensionado en Roma (1934-39, toma cuerpo
en Comendador, la idea de crear un grupo de artistas: pintores, escultores y
arquitectos, con capacidad rectora y retoma
la obra religiosa, utilizando materiales y técnicas diversos. Madre española y la serie de Dolorosas, hoy
en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y en su museo en Hervás. En
1935 obtuvo Premio Nacional de Escultura con un relieve mitológico, “La muerte
de Adonis” y dispuso de sala individual en
la Bienal de Venecia de 1938, junto a Ignacio Zuloaga.
En 1940 con San José
para Huelva, se inicia una nueva etapa en su trayectoria, en la que se aleja de
los desnudos romanos para convertirse en escultor de santos, conquistadores y
personajes históricos, esta década quedará marcada por la obtención de la Cátedra
de modelado del natural en la Escuela Central de San Fernando (1941) o el nombramiento de Imaginero de Honor por la
Academia de Santa Isabel de Hungría en 1949. En los primeros cuarenta realiza
la talla en madera policromada de San Sebastián para Huelva, Sagrado Corazón
para Avilés y la Virgen del Primer Dolor
para la Cofradía de los Californios de la ciudad de Cartagena, de la que, este
2018, se cumple el 75 ANIVERSARIO, obra que será sustituida en 1946 por otra de
Mariano Benlliure. De las mismas fechas que la Virgen del Primer Dolor, de un
patetismo contenido, al igual que la Dolorosa del Museo de Valladolid, aprendido
en Mena y Martínez Montañés, el Cristo de la Buena Muerte para Valverde del
Camino, una de las tallas policromadas más logradas de Comendador, deudora del
Cristo de los Cálices. Obras en las que
se hace presente el ideario artístico del escultor extremeño: “Busco
las formas claras, rotundas y
serenas”
y en las que la prensa del momento quiso ver el resurgimiento de la
tradición imaginera española en las diestras manos de Comendador.
El Santo entierro, para
la Cofradía de San Fernando de Santander (1948-1951), comienza a imaginarlo
durante su viaje y estancia en Egipto, invitado por Georges Remond junto a
otros artistas europeos, donde impartió un curso de “policromía en escultura” en la Escuela de Bellas Artes de
El Cairo. La indumentaria tradicional, las telas de lino o algodón que
permitían al escultor adivinar la belleza y sensualidad del cuerpo humano
insinuado bajo las túnicas, tendrá su
traducción plástica en las ocho figuras del paso, que contará con su inequívoco
autorretrató en la figura de José de Arimatea y con el retrato de
Magdalena Leroux en la de María Cleofás.
San Pedro de Alcántara para la Plaza de Santa
María de la ciudad monumental de Cáceres, -
la talla en madera se expone en la sala de imaginería del Museo Pérez Comendador-Leroux,
el Sagrado Corazón para Serradilla (Cáceres), Santiago apóstol para la Catedral
de Bilbao y la Despedida de Jesús para la Semana Santa de Zamora, son los hitos
de la producción imaginera de Comendador marcada por una policromía muy atenuada,
en la década de los cincuenta. Años de
controversia en torno al Arte Sacro y el Proyecto de la Basílica de Aranzazu,
junto la irrupción en el panorama
artístico español de las corrientes expresionistas y abstractas, también en el
ámbito religioso y que motivará la reacción de artistas que se postularon como
garantes de la tradición. Comendador será nombrado Académico electo de la Real
Academia de San Fernando en 1955, su recepción pública tuvo lugar el 20 de
enero de 1957 con la lectura del discurso titulado: “De escultura e imaginería
elogio de la maestría” contestado por el
Marqués de Lozoya.
La
Virgen de la Merced para Almería, la
Virgen de la Luz para Puentes de García Rodríguez en A Coruña e Inmaculada
Asumpta para la Iglesia de San Agustín en Madrid; la nueva versión en madera policromada
de San Pedro para El Convento de El Palancar en Pedroso de Acím (Cáceres) y la
estela en bronce para Alcántara, hablan de su obra religiosa en los sesenta,
fechas en las que el escultor extremeño
acomete algunas de las obras monumentales más conocidas y abre su presencia en
América: Pedro de Valdivia, figura
ecuestre en la Plaza de Armas de Santiago de Chile, Monumento a Hernando de
Soto en Bradenton (Florida), Fray Juan Ramos de Lora para la Universidad de los
Andes en Mérida (Venezuela), Monumento
al Guadiana en Don Benito o Monumento a Ramón Gómez de la Serna en Madrid. Director de la Academia Española en Roma de
1969 a 1974, a ella volverá a finales de los 70, tras su viaje a Asís, y allí
realiza el primero de los bocetos de la escultura monumental en bronce de San
Francisco de Asís, hoy en la fachada principal del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe en
Cáceres, obra inaugurada por los Reyes de España en Octubre de 1978, durante
los actos del Cincuentenario de la Coronación de la Virgen de Guadalupe como
Reina de la Hispanidad.
César Velasco
Morillo
Director
del Museo Pérez Comendador-Leroux